Un nuevo caso ha generado preocupación en Caleta Olivia, tras la denuncia pública de Gisel Ance, tía del recién nacido Santo Simón, quien asegura que su sobrino fue retirado del Hospital Zonal el sábado pasado sin explicación ni documentación.

Según el relato de Ance, el bebé nació el jueves 21 de noviembre. Todo transcurría normalmente hasta el día en que Santo iba a ser dado de alta. “El sábado, a las 16:30, un enfermero le dijo a la mamá, Samantha, que iban a ponerle la vacuna antes del alta, algo normal. Nunca sospechamos nada raro”, explicó Ance en una entrevista con Radio Vanguardia. Sin embargo, poco después, un policía le informó a la madre que el bebé había sido llevado por personal de Niñez.

La familia intentó localizar al bebé recorriendo comisarías, oficinas municipales y juzgados, pero no obtuvieron respuestas. “Fuimos a la Primera, a la Segunda, a la Unidad Regional, al Juzgado de Familia, y nadie nos quiso tomar la denuncia. Nos trataban mal, como si fuera un trámite menor. No sabemos nada de mi sobrino, nada”, contó Ance, visiblemente angustiada.

Denuncias de irregularidades

La situación generó mayor confusión cuando, según Ance, en Niñez le dijeron a su madre: “El bebé no tiene apellido, no es de nadie”. La familia asegura que, antes de ser dado de alta, no se les permitió registrar oficialmente al bebé ni emitir el certificado de nacido vivo.

Además, Ance detalló un episodio en el que un policía habría intimidado al padre del bebé. “Le señaló el arma y se negó a darnos su apellido. Esto no es normal, parece un secuestro”, dijo.

Exigen explicaciones

La familia denuncia que no existe documentación judicial que respalde la intervención de Niñez y teme que el bebé sea entregado en adopción sin su consentimiento. “Queremos que Santo vuelva con su madre, o con su padre, o con su abuela. Es su familia. No es posible que nadie nos informe nada”, dijo Ance a La Vanguardia Noticias.

Relato completo de Gisel Ance en Radio Vanguardia:

Voy a empezar desde el principio. El bebé nació el jueves 21. Primero, voy a aclarar que ellos están separados, pero por el bebé tienen una buena relación, ¿no? Él estuvo en el parto del bebé, fue mi mamá a conocer al bebé, fueron mis hermanas. Yo lo iba a conocer el sábado porque ese día tenía que acercarme a la casa de la mamá ya que le daban el alta a las 18:00 horas.

Ese sábado, a las 16:30 horas, un enfermero o una enfermera le dijo a la mamá, Samantha, que iban a ponerle una vacuna, algo normal. Entonces, nunca sospechamos nada raro. Apenas se llevan al bebé, llega la policía y le dice: «Tu bebé se lo llevó gente de Niñez». Así, sin más.

Obviamente, en ese momento fue algo re desesperante, algo re feo. Samantha salió de ahí a buscar a su bebé. Fue hasta Niñez, y yo justo andaba dando vueltas. Mi hermano me llamó y me dijo que la hermana de Samantha le avisó que Niñez se estaba llevando al bebé. Yo estaba cerca del hospital, así que empecé a buscar por todos lados para ver si podía entrar, pero no me dejaban. Todo estaba lleno de policías, los accesos cerrados.

Después veo a Samantha corriendo hacia Niñez. Llegó, golpeó la puerta, estaba desesperada por su bebé. No teníamos ninguna explicación, ningún papel, nada. Le dije a mi hermano: «Vamos a hacer una denuncia para ver qué pasó». Fuimos a la policía, y ahí se nos acercó un policía junto con una mujer que tenía un chalequito verde. Ese policía comenzó a insultar a mi hermano y a provocarlo. Le decía: «¿Qué rompés?». Yo intervine, le dije: «Disculpame, pero no está rompiendo nada. Estamos aquí para hacer una denuncia». Entonces me dijo: «Cállate la boca». Cuando le puse la mano para calmarlo, me la empujó hacia abajo.

Le pedí a mi hermano que no reaccionara, pero el policía señaló su arma y la movió. Le dije: «¿Lo estás amenazando?». Quise saber su apellido, pero no me lo quiso dar. Después me enteré que se llamaba H. P. Peralta.

Fuimos a varias comisarías, pero nadie nos quería tomar la denuncia. Decían que teníamos que esperar hasta el lunes. Yo decía: «Esto es un secuestro porque no sabemos nada, nadie nos dice nada». Pero nadie nos tomaba en serio. Recorremos toda la ciudad, buscando respuestas. Nadie sabía nada.

Fui al Juzgado de Familia y al de Menores. Allí, dos mujeres me trataron muy mal. Una de ellas ni siquiera me dejó acercarme y me hablaba de lejos. Cuando pedí hablar con la jueza, me negaron la posibilidad. Todo el día estuve recorriendo lugares y hasta ahora no sabemos nada de mi sobrino. Yo lo único que quiero es saber dónde está. Si tiene que estar con la mamá, que esté con ella; o con el papá, con la tía o con la abuela. Pero que esté en la familia, porque tiene familia. No entiendo por qué hicieron esto.

Lo más feo es que no permitieron en el hospital que le pusieran el apellido del padre. Le dieron muchas vueltas, querían evitarlo. ¿Qué buscan con esto? ¿Quieren darlo en adopción? Esto es muy raro.

Ayer averigüé y supuestamente una señora de apellido Pintos, de Niñez, pidió que la policía los acompañara. Pero lo más grave es que no hay nada judicial que respalde esto. Fuimos a la Primera, a la Segunda, a la Comisaría de la Mujer, a la Unidad Regional, a todas partes, y nadie nos quiso tomar la denuncia.

En Niñez, a mi mamá le dijeron: «El bebé no tiene apellido, no es de nadie». Mi mamá les respondió: «No tiene apellido porque no lo dejaron registrarlo». El sábado le daban el alta, y el lunes iban a registrarlo. Esto es desesperante. Yo no quiero que mi sobrino pase por lo que pasa en otros casos en este país. Tiene familia que puede cuidarlo. Lo único que pedimos es que esté con su familia.

La Vanguardia Noticias

Por Infomix

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