El avance del plan de ajuste del gobierno de Javier Milei sigue impactando en las agencias territoriales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), con severos recortes presupuestarios y el freno al financiamiento de sus sedes en todo el país. En Santa Cruz, donde existen siete agencias, la situación es particularmente crítica.

En el marco del programa de achicamiento del Estado, esta semana se oficializó que Nación dejará de enviar fondos para el pago de alquileres de las instalaciones del INTA, obligando a las agencias a abandonar sus sedes.

Uno de los casos más visibles es el de Caleta Olivia, donde el personal del organismo deberá desalojar en los próximos días la casona ubicada en la calle José Hernández 330, que venían ocupando desde hace años. Allí se realizó, este jueves, la última edición de la popular “feria de frescos”, espacio que brindaba oportunidades a productores y emprendedores locales para vender sus productos.

Frente a este escenario, las autoridades locales del INTA, como la ingeniera agrónoma Paula Luna y la veterinaria Annabela Bulacios, informaron que lograron gestionar un nuevo espacio, más reducido, que será cedido en forma provisoria por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA).

Sin embargo, el futuro de la agencia y de su personal es incierto. Por ello, comenzó a circular un documento para que los vecinos de Caleta Olivia firmen en apoyo al INTA. El mismo será elevado a legisladores municipales, provinciales y nacionales, en un intento por frenar el desmantelamiento.

El texto subraya que el INTA, creado en 1956, “ha sido desde entonces una pieza clave en el desarrollo tecnológico, la investigación agropecuaria y la extensión rural”, agregando que los conocimientos generados se han traducido en “mejoras concretas en la productividad agropecuaria y en riqueza para el país”.

Los firmantes advierten que la institución hoy “se encuentra seriamente amenazada, y con ella, décadas de conocimiento público, trabajo comprometido y desarrollo federal e inclusivo”. Además, señalan que no solo están en riesgo miles de empleos calificados, sino también el impulso de “un modelo productivo que prioriza la equidad, el arraigo y la soberanía alimentaria”.

En Caleta Olivia, la labor del INTA ha sido fundamental para el desarrollo de la producción frutihortícola, el manejo agroecológico, el agregado de valor a la producción local, la promoción de ferias de comercialización, la autoproducción y el intercambio de semillas.

“El INTA no es un gasto, es una inversión en presente y futuro”, afirman los trabajadores, que reclaman el cese de los recortes y la preservación de este organismo estratégico para las economías regionales y el desarrollo rural.

TiempoSur Digital

Por Infomix

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *