La cosecha de cerezas 2024/2025 en Los Antiguos viene de parabienes, se espera un récord y el panorama es más que alentador con la apertura de nuevos mercados, aseguró el gerente de la Cooperativa “El Oasis”, Federico Guerendiain, aunque señala que “son muchas variables las que hay que considerar aún” y remarca que “la cereza es un negocio más de calidad que de cantidad”. Una cooperativa de más de 30 años, varias empresas, una producción que no para de crecer, una demanda externa en ascenso y el trabajo del INTA que suma tecnología a un producto de excelencia. Los frutos que marcan la identidad de un pueblo, convertido en la “Capital Nacional de la Cereza”.
En el valle santacruceño de Los Antiguos se produce la cereza más austral del mundo y la última que llega a los mercados del hemisferio norte en contraestación. Dicen además, que es “la mejor del mundo”, la “más dulce” y es también una gran generadora de empleo, motor de la economía y una producción con perspectivas de crecimiento.
El 60 por ciento de cerezas que se produce en Los Antiguos se destina a exportación y responde a la demanda de mercados como España, Uruguay, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Baréin y Qatar, entre otros, mientras que el 40 por ciento abastece al mercado interno, detalló Federico Guerendiain, gerente de la Cooperativa “El Oasis”, en declaraciones a TiempoSur.
Esta temporada viene muy buena en Los Antiguos, “el volumen de cerezas es muy bueno. Hay una gran cantidad para empaquetar y vender”, aseguró el cooperativista pero considera, con cautela, que “son muchas las variables a tener en cuenta” y que “recién en febrero podremos saber el éxito de todo el proceso”.
Hasta ahora, los mejores índices los tiene la temporada anterior 2022/2023, “fue récord, con 2 millones de kilogramos en todo el valle, de los cuáles 400 mil correspondieron a la Cooperativa”, detalló.
“Para definir bien si la temporada es buena o mala hay que esperar después la cosecha porque no solamente lo definen los kilos, hay muchas variables a considerar”, explicó Guerendiain y entre ellas, mencionó: los mercados (valor y demanda) y que no llueva en la cosecha, porque de ser así, baja la calidad”.
Y en esto último hizo especial hincapié, “porque si se exporta fruta cosechada en lluvia, baja la calidad y bajan los precios y por más que haya muchos kilos, la temporada pasa a ser mala”.
“A veces es mejor resignar kilos y mantener calidad. La cereza es un negocio que tiene que ver más con la calidad que con la cantidad. Siempre es mejor eso, tener una buena calidad y no apuntar tanto a la cantidad”, aseguró el ingeniero agrónomo referente de “El Oasis” y remarcó que las expectativas, “siempre son las mejores”.
Y en este marco, en el trabajo conjunto para mejorar la producción y con ello la calidad y rentabilidad, el INTA (Instituto de Tecnología Agropecuaria) hizo un aporte tan invaluable como novedoso: la “cereza electrónica”, el dispositivo que “evalúa el ‘pitting’, los golpes que afectan a la fruta en las plantas de empaque”. (Ver Recuadro I)
Si bien, hubiese interesante, incorporar a este Informe Especial, detalles respecto de las políticas del Municipio en cuanto a la producción, proyecciones y especialmente un análisis de la situación, ni la intendenta Zulma Neira, ni el secretario de Producción, Fabio Jomñuk, respondieron mensajes ni llamadas de TiempoSur, aún presentándoles el tema de la entrevista.
Fuentes de trabajo
La producción de cerezas es motor de la economía de la pequeña localidad ubicada a más de 1000 kilómetros de Río Gallegos, generadora de más de 500 fuentes de trabajo, y también de un movimiento indirecto de consumo adicional durante cuatro meses, por la llegada de gran cantidad de los llamados trabajadores golondrina, en época de cosecha y empaque.
“La cifra es cada vez más importante porque cada vez hay más producción. Sacando el Municipio, la principal actividad es la producción de cerezas”, aseguró Guerendiain y explicó que “de febrero a noviembre está todo el trabajo en las chacras, hay que podar, fertilizar mantenimiento, hay un montón de trabajo que se hace a lo largo del año”.
“La actividad de profesionalizó, se trabaja todo el año en las plantaciones de cereza y hasta para podar se trae gente de fuera también”, refirió respecto de la demanda de empleo que requiere la actividad.
Explicó además en diálogo con TiempoSur que la Cooperativa “incorpora unos 200 trabajadores por temporada, algunos son de Los Antiguos, pero la mayoría proviene de las provincias de Tucumán y Mendoza. Gran parte de ellos vienen hace muchos años, lo que nos alegra, porque son mano de obra calificada”.
En tanto, respecto de los salarios, el gerente de “El Oasis”, detalló a este medio que en el área de empaque, se abona 7000 pesos la hora, de acuerdo a lo establecido en las últimas paritarias del sector, mientras que los cosecheros perciben 210 pesos por kilo y “cada trabajador puede llegar a cosechar entre 250 y 300 kilos de cerezas por día”.
Cooperativa, empresas y mercados
El Oasis es una cooperativa de productores de cerezas en el valle de Los Antiguos, en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, que produce, empaca y comercializa las cerezas más tardías del hemisferio sur.
La organización productiva cuyo slogan es “la cereza dulce más austral del mundo”, nació en 1988 y está asociada a la Cámara Argentina de Productores de Cerezas (CAPCI).
“Está integrada por 26 socios y en los últimos siete años, duplicamos la producción y e incorporamos más de 200 trabajadores por temporada”, detalla TiempoSur, su gerente Guerendiain.
Y relata, con orgullo, que “el año pasado la Cooperativa, que produce el 30 por ciento del total de la producción del valle de Los Antiguos vendió 350 toneladas de cerezas” y precisó sobre el éxito que en la temporada anterior alcanzó a todos, que “Río Alara, la empresa más grande, en el mismo período, produjo y comercializó 800 mil kilos”.
Pero lo que sucede también en los Antiguos es que la gran cantidad de producción supera la infraestructura para culminar todo el proceso y así, por ejemplo “una empresa de Trelew busca la fruta, la empaca y exporta, porque no dan abasto las empacadoras que hay en la localidad ante la gran cantidad de cerezas”, se lamentó el cooperativista.
Y en este sentido, señaló que el valle, “tiene mucho más para dar” y remarcó que las actuales 250 hectáreas destinadas a la producción de cerezas, “podrían ser 400 hectáreas”, pero lo cierto es que “faltan líneas de empaque”.
El gerente de la Cooperativa mencionó al respecto, que las líneas de empaque electrónico, son equipamiento importado que requiere una inversión importante y sostuvo que “se necesitan créditos”.
En la producción de cerezas, además de la cooperativa “El Oasis”, se destacan en el valle de Los Antiguos las empresas Río Alara y Frutos del Valle.
Los compradores habituales son España, Uruguay, Arabia Saudita, Qatar, Baréin, Emiratos Árabes, mientras que “Estados Unidos y Estonia son nuevos mercados que se incorporaron el año pasado”, destacó el ingeniero agrónomo en declaraciones a TiempoSur y agregó que los acuerdos con los compradores, “siempre dependen del volumen disponible y la demanda”.
“Se mantiene en cuatro dólares el kilo y “lo normal es que le quede a cada productor, más o menos dos dólares por kilogramo”, explicó Guerendiain sobre la rentabilidad del sector.
Finalmente detalló que “el 60 por ciento de la producción de cerezas se exporta y el 40 por ciento que queda en el mercado interno, se envía al Mercado Central de Buenos Aires y de allí se abastece a otros mercados como Rosario o Córdoba”.
El logro del INTA con la “cereza electrónica”
Investigadores de la Agencia de Extensión del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de Los Antiguos, en Santa Cruz y del Instituto de Agroelectrónica del INTA Castelar, desarrollaron un dispositivo para analizar todo el procesado que tiene la fruta hasta su empaque final y evitar alteraciones en desmedro de su calidad en camino a su destino.
Se trata de la “cereza electrónica” capaz de medir las aceleraciones y golpes que sufre el fruto, el llamado “pitting” que se produce especialmente en las plantas de empaque.
El jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA de Los Antiguos, Santiago Arhancet, relató en declaraciones a TiempoSur, como se gestó el innovador dispositivo y los alcances de su utilización.
“Los golpes que pueden sufrir las cerezas en las plantas de empaque pueden producir ‘machucones’ que se advierten recién 15 días después, cuando las frutas ya están en el país destino y esto afecta la calidad y el precio”, explicó el ingeniero agrónomo.
Y ante la necesidad de evitar estas consecuencias, se trabajó en la “cereza electrónica”, detalló que se construyó el censor, de acuerdo al tamaño y sensibilidad de la fruta y “se fue calibrando, realizando modificaciones y probando”.
El trabajo llevó cuatro años hasta conseguir “un prototipo funcional, que realiza la calibración de datos a través de Bluetooth, en tiempo real y también almacena la información”, explico Arhancet a este medio.
El técnico del INTA, señaló también a TiempoSur que “de acuerdo a los valores que arroja, se definen los moldes y materiales de cobertura”.
De esta manera, el óptimo funcionamiento de la “cereza electrónica”, se resguarda el precio de venta final de las cerezas al ser de primera calidad.
El gerente de la Cooperativa El Oasis, Federico Guerendiain, dijo que “los golpes, y ‘machucones´, “producen bajas en el precio y algunas clientes del exterior, hasta contratan auditores externos para determinar el estado de la fruta y hacer el correspondiente reclamo”-
“La cereza electrónica detecta los lugares, donde se golpea mucho y se producen los machucones, y entonces se colocan sistemas de amortiguación para proteger las frutas”, remarcó Guerendiain a Tiempo Sur.
Esta innovación tecnológica argentina, permite mejorar la productividad y las ganancias de las empresas productoras de cereza y según mencionó a este medio el jefe del INTA de Los Antiguos, están evaluando si el invento “es patentable”.
Finalmente, Santiago Arhancet, agradeció el apoyo de los productores de cerezas de Los Antiguos y la Cámara del sector, que proveyeron gran cantidad de frutas para las pruebas y el ingreso de los técnicos a las plantas de empaque.
Además de Arhancet, trabajaron en la creación de la “cereza electrónica”, los ingenieros agrónomos del INTA de Los Antiguos: Fernando Manavella y Liliana San Martino y del INTA Castelar, el doctor Andrés Moltoni y el ingeniero eléctrico, Nicolás Clemares.
Informe Especial de TiempoSur Digital