Un informe reciente encendió las alarmas sobre la convivencia escolar en Argentina. A partir de la prueba Aprender 2023, se reveló que la mayoría de los estudiantes de 6° grado fue víctima de violencia física, verbal o exclusión. Expertos alertan sobre la necesidad de estrategias integrales que vayan más allá de sanciones tradicionales.

Un informe publicado por Argentinos por la Educación reveló datos sobre el clima escolar en el país. Según los resultados, 6 de cada 10 estudiantes de sexto grado de primaria afirmaron haber sufrido agresiones en la escuela o en redes sociales, y el 36% dijo sentirse discriminado por su aspecto físico, intereses o identidad de género.

Estas cifras surgen de los cuestionarios complementarios de la prueba Aprender 2023, respondidos por alumnos de entre 11 y 12 años. Si bien la mayoría de los estudiantes declara sentirse bien en la escuela y mantener un buen vínculo con docentes y compañeros, las situaciones de exclusión y violencia persisten y están muchas veces naturalizadas o minimizadas como “chistes”.

Las provincias con mayores índices de discriminación son Chaco, Santiago del Estero y La Rioja, y la problemática se presenta con mayor intensidad en escuelas públicas.

Además, el informe indica que el 50% del alumnado fue testigo de episodios de violencia entre pares y que 1 de cada 3 reconoce haber agredido a otro compañero. Las formas de violencia abarcan desde insultos, mentiras y amenazas, hasta golpes y daño a pertenencias.

En cuanto a las respuestas institucionales, el relevamiento advierte que las intervenciones docentes y la comunicación con las familias resultan insuficientes para abordar el problema de fondo. Desde la organización proponen implementar estrategias preventivas, que incluyan a toda la comunidad educativa, desarrollen habilidades socioemocionales y transformen las sanciones en instancias pedagógicas.

“Un estudiante que se siente solo, excluido o maltratado no puede aprender en su máximo potencial”, advirtió Sol Alzúa, analista de la entidad. En ese sentido, incorporar el trabajo sobre la convivencia escolar dentro de la currícula se vuelve tan importante como enseñar matemática o lengua.

Con estos datos en la mano, el desafío ahora está en pasar de los diagnósticos a las acciones concretas, para garantizar que cada niño y niña tenga el derecho a aprender en un entorno seguro, respetuoso e inclusivo.

El Calentese

Por Infomix

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