Mientras el Gobierno nacional prioriza minerales estratégicos como el litio y el cobre, el oro ha quedado fuera de los grandes discursos y sin políticas claras que garanticen su sostenibilidad a largo plazo. Qué señal da eso a potenciales inversores.
La minería del oro, históricamente uno de los pilares de las exportaciones argentinas, atraviesa un momento de incertidumbre. La falta de incentivos a la exploración para extender la vida útil de las minas instaladas en el país no sólo afecta al sector aurífero, sino que envía una señal preocupante a los inversores internacionales: la Argentina podría no estar ofreciendo las mejores condiciones para aquellos que ya están trabajando en el país.
Una amplia delegación argentina participó de LME Week 2024 en Londres, uno de los eventos más importantes para la industria minera a nivel global. En ese marco, el secretario de Minería de la Nación, Luis Lucero, expuso sobre las oportunidades de inversión en la Argentina y destacó las ventajas del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), un marco diseñado para atraer capitales extranjeros.
¿El oro ya fue?
Pero, al enfocarse en los proyectos de litio y cobre, el funcionario dejó entrever que el oro ya no es el protagonista que fue en el pasado. Esta actitud contrasta con la necesidad urgente de revitalizar los yacimientos auríferos del país, muchos de los cuales se encuentran en una etapa madura, con costos operativos en alza y sin nuevos proyectos que aseguren la continuidad de la producción.
“El oro está con un precio récord histórico. Lamentablemente, no tenemos proyectos nuevos salvo por un proyecto relativamente pequeño que está avanzando en sus etapas preliminares en Río Negro. No tenemos proyectos nuevos y los que están desde hace algunas décadas se están extinguiendo, están llegando al final de su vida útil, a menos que haya exploración que les alargue la vida“, sostuvo el funcionario. “Sería deseable estar en otra coyuntura y tener proyectos con una vida más larga”, consideró Lucero ante la consulta de Santa Cruz Produce sobre el futuro del oro en el país, unos días antes de su viaje a Londres.
Nada para anunciar
Sobre la posibilidad de que el Gobierno nacional diseñe y ponga en práctica algún tipo de incentivo a la exploración, Lucero fue tajante: “A corto plazo no tengo ningún anuncio que hacer sobre medidas de promoción para alargar la vida de la mina de productos de oro. Hoy no tengo nada que anunciar“.
En ese sentido, agregó que “los esquemas de apoyo están básicamente concentrados en el RIGI. Ojalá hubiese proyectos que puedan tomar esos beneficios y ponerse en producción en no mucho tiempo. Otro tipo de medidas en este momento no están en cartera“, remarcó.
Escenario del oro
A la hora de analizar la situación del oro en la Argentina, es claro que no sólo se ve afectada por la falta de incentivos. Sigue latente y abierta la posibilidad de modificaciones extremas en las condiciones operativas, que generan costos extra e imprevistos e incertidumbre entre los inversores. Un ejemplo claro de esto es la reciente propuesta que evalúa el Gobierno de Santa Cruz sobre el róster, para modificar los esquemas del sistema de turnos rotativos de trabajo en las minas, para reducir el esquema actual de 14×14 (días de trabajo por días de descanso), a uno de 7×7.
En un contexto donde los costos operativos ya están en aumento, poner en consideración este tipo de modificaciones impacta en la percepción de los potenciales proyectos. La falta de previsibilidad y la introducción de nuevas reglas en momentos críticos no solo afectan a las empresas ya instaladas, sino que también envían una señal negativa a los nuevos inversores, que podrían dudar en apostar por un país donde las condiciones pueden cambiar a mitad de camino.
A pesar de que el precio del oro ha alcanzado máximos históricos en 2024, superando los USD 2.660 por onza, el panorama en la Argentina no es alentador. Los principales yacimientos, como Cerro Negro, Don Nicolás y Cerro Vanguardia, en Santa Cruz, o Veladero, en San Juan, están en fase avanzada de explotación, y salvo el proyecto Calcatreu en Río Negro, no hay nuevos desarrollos importantes a la vista. Esto plantea una gran preocupación para la continuidad del sector aurífero en el país que, sin exploración activa ni incentivos concretos, enfrenta un declive inevitable.
De esta forma, la minería del oro parece estar perdiendo terreno, tanto en la política gubernamental como en la mirada de los inversores. Esto se traduce en una menor actividad exploratoria, fundamental para extender la vida útil de los yacimientos que están próximos a agotarse.
En paralelo, mientras el sector aurífero enfrenta estos desafíos internos, las exportaciones de oro han mostrado un crecimiento notable en 2024. En agosto, las ventas al exterior aumentaron un 179,2% interanual, impulsadas por el precio récord del metal, alcanzando los USD 431 millones. El oro representó el 78% del total exportado por la minería argentina, superando con creces a otros minerales como la plata y el litio, este último afectado por la caída en su cotización.
Sin embargo, este crecimiento en las exportaciones no es suficiente para contrarrestar la falta de nuevos proyectos y la creciente incertidumbre que enfrentan las empresas que ya operan en el país. Sin políticas que aseguren un entorno estable y predecible, es difícil que el sector aurífero pueda sostener su actual nivel de producción en el mediano plazo.
Sabrina Pont para La Opinión Austral