El intendente Pablo Carrizo afrontó, este viernes, la primera protesta masiva de personal que fue contratado en los últimos meses por la gestión de su antecesor, Fernando Cotillo. No se les renovó la prestación de servicios, a partir de la declaración de la emergencia económica aprobada por el Concejo Deliberante.
La manifestación, protagonizada en su mayoría por mujeres, se produjo a media mañana frente al edificio central de la Comuna y Carrizo decidió salir de su despacho para escuchar los reclamos, acompañado por miembros de su gabinete. Entre ellos, el responsable del área Recursos Humanos, Mariano Masaglia.
Parte del centenar de manifestantes había sido asignado a la Planta de Reciclaje de Residuos Urbanos y, otro grupo, venía cumpliendo funciones en otras áreas, como ser Centros Comunitarios y Jardines Maternales.
El grupo estuvo respaldado por un miembro de Comisión Directiva del gremio municipal, Franco Carrizo (hijo del secretario general). Las situaciones son diversas y complejas, porque algunos fueron directamente desvinculados en enero y a otros no se les pagó el sueldo de ese mes, pero no saben si también quedaron fuera del sistema.
En este último caso, voceros de la Comuna reconocieron que hubo un error administrativo pero no aseguraron la continuidad laboral. Además, el gremio afilió a parte de esos grupos, a pesar que muchos de sus integrantes no tenían tres meses de antigüedad en sus funciones, lo que habla de una desprolijidad.
El intendente dijo a los y las manifestantes que se habían detectado muchos casos de personas que no cumplían función alguna y, por ello, revisaría caso por caso. En esa línea, accedió a mantener una reunión con un grupo de voceros para ordenar todas las cuestiones.
No obstante, les aclaró que -por ahora- la Planta de Tratamiento de Reciclaje de Residuos Urbanos no entrará en funcionamiento, dado que la mayor parte de los trabajos operativos seguirán estando centrados en la refacción de edificios escolares.
Con información de El Patagónico.
El Patagónico