Las primeras estimaciones hablan de que más del 50% de la hacienda de los campos santacruceños se verá afectada. Pero la realidad es que la ola polar no cesa y aún es «temprano» para tener el balance final. La importancia de la declaración de emergencia
“Tengo 8.000 ovinos y 400 vacas madre Hereford que hace 15 días no tienen comida porque no pude llegar, sólo llegó Gendarmería con tanques y me dijeron que hay un metro de nieve, si no logro llegar en una semana o diez días y darles forraje, los doy por perdidos el cien por ciento”. El testimonio de Sebastián Jamieson, administrador de la estancia y Cabaña Tapi-Aike, fue echo en medio de la emergencia climática que azota a Santa Cruz y la región.
El invierno empezó antes y con todo. Las nevadas arrancaron a mediados de mayo y recrudecieron desde la segunda semana de junio en adelante. La situación de desastre y los videos subidos por los propios productores llevaron la noticia incluso a los medios nacionales. Se los vio arriando sus “lanares” y vacunos en “callejones” de nieve, caminos abiertos entre paredes blancas en donde sólo se ve la punta de los palos de los alambrados.
La situación es preocupante. También, en algunos casos, desesperante. Con 60-80 centímetros de nieve, incluso un metro, en muchos sitios hubo caminos cortados e ingresos a los establecimientos impedidos. Comunicaciones diezmadas (por nieve en las pantallas de las antenas repetidoras) y también problemas dentro de las estancias. Para colmo, el frío no amaina y (al momento del cierre de la nota) ya iban dieciocho días seguidos de temperaturas bajo cero, con picos de -25ºC algunas noches.
Santa Cruz Produce consultó a varios productores que contaron cómo están atravesando este momento. La franja más complicada es toda la línea de precordillera, desde Río Turbio hasta Perito Moreno en Santa Cruz y entrando en Chubut también.
Dicen (seguramente por la cantidad de ganado que hay en las zonas afectadas), que está en riesgo más del 50% de los animales de la provincia. Esto sería un mínimo de 1 millón de lanares y 40.000-50.000 vacunos. Y todavía quedan 70 días de invierno.
“Estamos preparados para nevadas, pero dentro de lo normal, en julio de 20-30 centímetros, ya cuando empieza a nevar los primeros días de junio y a acumularse la nieve porque no sube la temperatura o no sale el sol y sigue nevando, todo es complicado”, aportó Jamieson, quien administra la estancia de la familia de su mujer, los Viel (Enrique, su suegro, fue de los primeros criadores Hereford de la zona hace tres décadas).
Lograron arrimar al casco de la estancia el destete de bovinos y algunas ovejas, a los que pudieron darles alimento. Eso sí: “El costo del forraje es grande, más con el campo en recesión y los valores de la lana”, lamentó Jamieson, quien contó que están trayendo equipos de alfalfa de la provincia de La Pampa, límite con Buenos Aires, pero aún no pueden llegar a dárselos a esos 8.400 animales que tiene incomunicados.
Parecida pero distinta es la situación de Alejandro Bárcena, un productor de la zona de Lago Argentino, a 23 km. de El Calafate, camino a Perito Moreno, zona bien complicada con entre 60 y 80 cm. de nieve. En algunos lugares llega al metro. Pero Bárcena, de hace un tiempo, hizo un cambio de sistema que le permite tener rollos de avena y cebada que produjo el último verano, los cuales combina con melaza. “Con eso la vamos bancando por ahora, además, llevé los animales a potreros más chicos para tener la situación más controlada”, expuso.
Otros, como Fernando Ajís, no tan complicados por ahora, están tratando de mover los animales a zonas con menos nieve para que puedan “ramonear” (mordisquear) los pastos que hayan podido crecer. “Esperando que deshiele… aunque los pronósticos no son alentadores”, apunta.
Una oveja puede sobrevivir 10-15 días sin comer, pero tiene que seguir tomando agua. Lo mismo con los bovinos. En el caso de los bovinos no es tan grave. “Los Hereford (la raza que se utiliza en estas regiones) toleran muy bien a este tipo de climas, el animal se empieza a adelgazar por el frío y la necesidad calórica que requieren temperaturas extremas, pero generalmente llegan a esta época con buena cobertura de grasa que les permite poder pasar el invierno y llegar a la primavera en buenas condiciones. También sabemos del espesor del cuero y el pelo que ayudan a esta adaptación”, contó el médico veterinario, presidente de la Zonal Patagonia Sur de Hereford, propietario de la cabaña Don Riquín, en Chubut.
Javier Álvarez Bento, administrador de una estancia cerca de Río Gallegos, contaba que todavía no tienen tanta nieve por allí. Pero sí advierte que los fríos acumulados empezaron a generar otros problemas domésticos, como el congelamiento de las cloacas. “Otra de las situaciones que se dan cuando se empieza a congelar todo es que las ovejas, por miedo a resbalarse, no quieren moverse para buscar alimento, hay que estar atentos a eso”, contó.
Apoyo
Enrique Jamieson, productor ovino y bovino y presidente de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS), entidad que nuclea a las rurales de la provincia asociadas (a nivel nacional) a Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), no está en una zona complicada, pero confesó que “cuando todo está tan complicado, a veces te da ganas de bajar la guardia, pero los productores siguen peleando, tratando de mover la hacienda para darle forraje de supervivencia y esperando que mejore”.
Aportó también que es una época difícil para hacer los trabajos de movimiento de animales porque queda poca gente en el campo. “La prioridad es tener rutas abiertas, porque es lo que permite que llegue el alimento a los campos. En el pico de la ola polar hubo productores que quisieron entrar con sus camionetas y apenas pudieron avanzar 1.000 o 2.000 metros y se encajaron, avanzaron otro poco y se encajaron de nuevo, tardan 2 días para llegar a sus establecimientos y después no saben cómo salir”, relató Jamieson.
Miguel O’Byrne, referente de las rurales santacruceñas, integrante del Instituto Ganadero de Santa Cruz y hoy vocal en el Consejo Agrario Provincial, advirtió que “los animales se van a venir abajo violentamente” y que “el pasto está todo cubierto en más del 70% del territorio provincial”. Desde la provincia trabajan para colaborar con alimento que ayude a los productores, al menos para que esa caída en el estado corporal de los animales no sea tan violenta.
El Ejecutivo decretó la Emergencia Climática y Agropecuaria que luego ratificó la Legislatura provincial. Se trata de una “medida excepcional”, por 90 días, que fue dictada para atender las adversidades “en materia climática” que se vienen afrontando.
Todos coinciden en que habrá que esperar que el invierno propiamente dicho, el corazón de la época invernal que llegará en estas semanas, se apiade de productores y animales. Si me permiten, mirando a futuro, la única buena noticia de tanta nieve es que seguramente habrá más agua cuando lleguen los deshielos, una bendición que recibirán cursos de agua y pastos en los valles. Esperemos que tanta nieve se convierta en alimento.
Por Juan I. Martínez Dodda para La Opinión Austral