Resulta clave para la evaluación de golpes de las cerezas y permite bajar los descartes y reducir pérdidas económicas. Santa Cruz Produce entrevistó al gerente de la Cooperativa donde se está probando hace cuatro temporadas. Todavía no está disponible al mercado.

La tecnología no tiene límites de tamaño ni de alcance… y vaya que no. Hace unas campañas ya se prueba en plantas de empaque de la cooperativa más antigua de Los Antiguos una “cereza electrónica” o -como decidí llamarlo- “sensor cerecero“, un instrumento desarrollado por el Laboratorio de Agroelectrónica del INTA, que tiene el desafío de pasar por los saltos y vicisitudes por los que atraviesa la cereza para encontrar los puntos en donde se generan daños en el fruto que luego redundarán en una menor paga o, directamente, la imposibilidad de llevar esa fruta a un mercado exigente.

Pesa 10 gramos, como una cereza promedio, la idea es que pase por todo el recorrido, desde que se cosecha hasta que se vuelca en la línea y atraviesa las distintas cascadas, cada vez que hay un golpe el chip acusa un número que después se relaciona con un defecto, cuanto más fuerte es el golpe mayor es el número”, explicó a Santa Cruz Produce Federico Guerendiaín, gerente de la Cooperativa Oasis. Y agregó: “Ahora está en la etapa final, están buscando una cobertura que sea similar a la de la cereza real, esto es importante porque el principal defecto de la cereza acusa esos golpes a los 15-20 días de almacenamiento y te castigan el precio más que nada cuando va por barco“.

El instrumento está compuesto de un sensor que permite registrar los impactos y movimientos que se producen durante todo el proceso, un microcontrolador de pequeñas dimensiones y un transmisor inalámbrico que posibilita descargar la información y el monitoreo en tiempo real de los datos a medida que la cereza electrónica ingresa a los diferentes sectores de la línea de empaque.

La cereza electrónica fue desarrollada por un grupo de especialistas en el cultivo de cerezas de la Agencia de Extensión Rural Los Antiguos, en Santa Cruz Argentina, e investigadores del Laboratorio de Agroelectrónica del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). “Busca mejora la calidad de la producción ofrecida por los productores locales, que tiene como destino la exportación y permite, no sólo la apertura de nuevos mercados, sino también aumentar el valor agregado agroindustrial de nuestro país“, informaron desde INTA.

Según la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI) hasta octubre Argentina había exportado 7.210 toneladas de cerezas a Europa, Estados Unidos, Hong Kong, Singapur y China, con un precio promedio de 4 dólares el kilo. Para mantener ese valor comercial y mejorar la calidad de las cerezas de exportación, un equipo de especialistas del INTA desarrolló una cereza electrónica que registra los lugares en los que las frutas se golpean y permite mejorar los procesos.

Reducir pérdidas

“Para reducir al máximo el daño que sufre la cereza durante las etapas de empaque y traslado final, desarrollamos esta cereza electrónica con sensores que reporta los movimientos y golpes que reciben las frutas, pues sabiendo el umbral de golpes que generan daños con esta cereza-sensor en la planta de empaque, uno puede detectar los lugares dentro del recorrido en donde reciben golpes que pueden dañarlas y de esta manera se podrán tomar decisiones de ciertas caídas y manejos para mejorarlos”, detalló Andrés Moltoni, referente del Laboratorio de Agroelectrónica del INTA.

Según explicó el especialista, durante los procesos de empaque y traslado, las cerezas sufren golpes que luego se traducen en daños en la superficie del fruto -llamados pitting-, lo que disminuye su valor comercial. “En promedio se pierde el 5 % de las cerezas por pitting” y no dudó en estimar que “aplicar esta tecnología permite mejorar el proceso y una correcta toma de decisiones podría implicar una reducción de las pérdidas en un 50%, eso es el 2,5% de todas las cerezas que se exportan, que son 180 mil kilos”

Para el armado de esta cereza electrónica los principales desafíos fueron “el tamaño pequeño, el peso, y que pueda transitar por lugares con agua típicos de la planta de empaque de cerezas. Además, debía tener una pila y transmisión inalámbrica de los datos.

Liliana San Martino, investigadora del INTA Los Antiguos, enfatizó que “las pérdidas por pitting en las plantas de empaque pueden oscilar entre un 10 y un 40 %, según ensayos recientes del INTA”. Es que, según explicó la especialista, “la cereza es una fruta muy delicada que requiere un trato cuidadoso y recién expone las consecuencias del maltrato hasta 3 semanas después de haber recibido un golpe, es decir ya en el destino”. De allí la importancia de reducir este impacto y anticiparse.

“A partir de la implementación de esta tecnología, vimos que se pudieron hacer mejoras concretas en algunas plantas de empaques que la probaron. En especial, en materia de calibración de la máquina transportadora a fin de reducir los saltos que registran las frutas”, detalló la investigadora. Y agregó: “Llevamos 4 temporadas de calibración considerando distintas variedades de cereza y la electrónica“.

A partir de la implementación de esta tecnología se pudieron hacer mejoras concretas en algunas plantas de empaques. “En la presentación del prototipo vimos muy buena repercusión y manifiesto interés por parte de productores no sólo de Argentina sino también de Chile”, indicó San Martino.

Santa Cruz Produce / La Opinión Austral

Por Infomix

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