El delantero formado en Santa Cruz entró de titular contra Boston River en el mítico estadio Centenario. Tuvo un partido intranquilo, el menos bueno de Huracán en lo que va de la temporada, que así y todo se mantiene invicto y ahora define de local para jugar contra el ganador de Nacional de Paraguay y Sporting Cristal.
Huracán empató sin goles con Boston River, en Montevideo, y quedó bien parado para la revancha de la semana entrante en Buenos Aires, tras disputarse la ida de una de las llaves de segunda fase de la Copa Libertadores.
El partido se llevó a cabo en el emblemático estadio Centenario de Montevideo. El conjunto ‘quemero’, que dirige el DT Diego Dabove, contó con el respaldo de una buena cantidad de aficionados que cruzaron el Río de la Plata. El desquite se disputará el miércoles 1 de marzo, desde las 19.00, en el Tomás Adolfo Ducó de Parque de los Patricios.
El Globo comenzó mejor el trámite tomando la iniciativa con la posesión de pelota como eje y no tardó en generar ocasiones de peligro con Hezze como estandarte en la distribución de pelota desde el centro del campo.
Matías Cóccaro tuvo una primera chance clara pero remató muy débil al arco. Huracán mereció abrir el marcador en la etapa inicial. Tuvo otros avisos, dos por medio de Gabriel Gudiño. Primero perdió una posibilidad que fue anulada por una posición fuera de juego, pero luego tuvo una concreta en la que la pelota casi rozó el palo.
La superioridad de Huracán fue bien marcada hasta los 15 minutos del primer tiempo. Después el partido tendió a emparejarse. Los nervios se notaron en todo el equipo.
Juan Gauto, el correntino criado en Perito Moreno, Santa Cruz, que el fin de semana marcó su primero gol en Primera, tuvo también su debut como titular en la Copa Libertadores. A los 4 minutos, remató por primera vez al arco pero el fuerte disparo fue contenido por un defensor.
Un minuto después, en medio de la presión alta que mantuvo el Globo en el inicio, forzó una mala salida de Boston River y tras un doble pase de taco de Acevedo y Coccaro, Gauto se abrió por la derecha y disparó desde afuera del área y exigió al arquero Silva que sacó el tiro por encima del travesaño.
Después a Gauto se lo vio intranquilo, con el mismo nerviosismo de todo el plantel que debutó en la Libertadores y que no encontró la manera de abrir el marcador por la fata de precisión cada vez que estuvo frente al arco y por el planteo de 5 en el fondo que puso Boston River.
A los 14 minutos del primer tiempo vio la tarjeta amarilla por primera vez. El desequilibrante Jonathan Urretaviscaya tiró un sombrerito en una pelota dividida y al darse vuelta Gauto lo golpeó con la mano en la cara. El de Huracán se ganó la amarilla.
A los 16 minutos del segundo tiempo, el técnico Dabove lo cambió por Nicolás Cordero. Lo cierto es que el planteo táctico no lo ayudó al peritense y Huracán pareció extrañar el doble 9 desde el comienzo que venía presentando.
Durante la primera parte, el «Globo» intentó prevalecer en terreno ajeno, con los argumentos exhibidos desde la llegada de Dabove: fluidez por las bandas, combatividad en la zona central y un tándem ofensivo que buscó inquietar con permanente movilidad.
Pero el embudo de cinco hombres en el fondo que propuso el elenco montevideano fue tejiendo la madeja y envolviendo a un Huracán que perdió precisión en el traslado y focalizó el juego por el medio.
Huracán mereció abrir el marcador en la etapa inicial. Tuvo otros avisos, dos por medio de Gabriel Gudiño. Primero perdió una posibilidad que fue anulada por una posición fuera de juego, pero luego tuvo una concreta en la que la pelota casi rozó el palo. Antes del descanso Jonás Acevedo remató cruzado y pasó cerca.
En el complemento se invirtieron los roles y el elenco uruguayo fue el protagonista, con menos ideas que el de Parque Patricios, pero se aproximó al arco defendido por Lucas Chaves. La llave para poder generar peligro fue la velocidad del delantero Cristian Olivera.
Huracán dispuso de alguna contras, aunque careció de profundidad para poder convertir entre pases cortos o imprecisiones en la ofensiva, lo propio que la falta de puntería como las últimas que tuvieron Nicolás Cordero y Juan Manuel García.
Fue un empate sin goles en el Centenario en un encuentro que en el que mereció abrirse el marcador. Huracán pudo haberlo ganado, pero debió conformarse con el empate en el mítico recinto mundialista.
La Opinión Austral