En el acto de cierre de gestión, al Gobernador Claudio Vidal solo le faltó decir “Siganme, no los voy a defraudar”. Sin embargo su frase capital fue “Necesitamos que todos acompañen este nuevo modelo político”, algo tan complejo como amplio pero, a su vez el gobernador, lo transforma casi en un hecho imponible, como si “su modelo” debería ser “el modelo de todos” y cada uno de los habitantes de Santa Cruz incluyendo a los que no están de acuerdo con su gestión.
El concepto de modelo político democrático gira sobre la base de lo que se denomina política deliberativa y/o participativa y de eso en Santa Cruz, hay muy poco. Y por definición el “modelo político” se refiere a la forma en que un Estado se organiza territorialmente distribuyendo allí su poder, u organiza sus poderes constituidos u órganos de gobierno, para ejercer la acción estatal.
Si observamos “el modelo político” del actual gobierno provincial, nos cuesta ver que encaje en esta definición conceptual, primero porque no tiene poder territorial, más allá de la compra de voluntades a kirchneristas residuales que como los de Perito Moreno y Los Antiguos, vendieron sus manos en la Legislatura y algunos satélites radicales, del Pro o Encuentro Ciudadano que se aggiornaron al SER por algún carguito.
Su compleja organización interna es muy deficitaria, tiene funcionarios “que no funcionan”, parafraseado a la madre del amigo de Claudio Vidal; la “organización de los poderes” brilla por su ausencia y ese desorden, especialmente, se evidencia en la Cámara de Diputados, en la Justicia y en el propio Ejecutivo, razón por lo cual, el gobierno carece de “modelo político” y mucho menos “nuevo”.
El relato para sustentar lo que no se hace
Lo que sí le sobra, pero no convence, es el “relato político”; y el relato, como aquello que se proclama pero no se demuestra en la realidad, es un factor muy relevante en la gestión del gobernador actual, a solo un año de gestión.
Acompañado de sus funcionarios y prácticamente ningún ciudadano común que hubiera asistido allí por curiosidad, Claudio Vidal (de acuerdo a la transcripción de su discurso) dijo que su gestión estuvo relacionada con los principios “trabaja, educa, produce”.
Haríamos demasiado larga la nota tratando de analizar estas tres cuestiones. No dudamos que el gobernador trabaja, aunque no sabemos para qué y para quién; si el principio de educar es hacer de la Educación provincial lo que han hecho en el 2024, sin duda incumple a rajatabla los objetivos propuestos y en cuanto a la “producción”, los santacruceños están esperando que empiece, pero más allá de los amigos que cierran negocios en el petróleo, la minería, la pesca y la energía y se abalanzan sobre los recursos naturales como aves de rapiña sin pagar los pasivos ambientales, esperamos una producción sincera, genuina, visible y que finalmente, represente para el empleado estatal salir de la pobreza y la necesidad permanente.
En su discurso, Vidal hizo alusión a que 2024 fue un año difícil (nadie dice que no lo fuera) y que cualquier cálculo que se hiciera antes del 10 de diciembre 2023 era erróneo, porque después (una vez asumido) se hizo muy difícil llevarlo adelante.
Esto tiene una explicación fáctica y que no es privativa de Claudio Vidal, específicamente. Este gobierno llegó al poder sin preparación previa, sin equipos de análisis o lo que se denomina comúnmente “gestión paralela”, es decir, grupos de futuros funcionarios (Economía, Trabajo, Gobierno, Inversiones, etc) que simulan una administración paralela y emulan al gobierno en curso (en este caso el de Alicia Kirchner) y sobre la base de los datos públicos, ensayan soluciones y determinan rumbos para corregir esas anomalías de la gestión que se aprestan a sustituir.
Vidal, como tantos otros gobernadores hacen, solo se enfocó en ganar las elecciones bajo el paradigma del chabacano concepto “lleguemos y después vemos”. Ese “vamos viendo” es la profecía autocumplida del fracaso. Y así nos va.
Haciéndose los sorprendidos
Por esta razón y porque Vidal hace referencia al problema petrolero con la salida de YPF, no es exculpable su discurso. No puede decir que desconocía el problema, cuando él era parte del problema y tenía fuerte injerencia en la dinámica de las soluciones o al menos, denunciando a quienes incumplían con los controles, los supermillonarios pasivos ambientales que se pasaban unos a otros sin pagarlos ni remediarlos y la baja de inversión que, como expusimos en otro informe, venía desde hacía mucho tiempo y hoy, los responsables de encubrirlo, se hacen los sorprendidos, desde la función Ejecutiva.
Luego habló de la reestructuración del Estado, cuando todos sabemos que segundas y terceras líneas de gestión son los mismos personajes que tenía Alicia Kirchner y muchos de sus funcionarios están involucrados en causas penales, procesados y deben rendir cuenta en la justicia.
Después enumeró varios items que a su criterio el gobierno mejoró, pero claro, solo él lo ve desde su visión periférica, el resto de los ciudadanos no lo notan en el día a día, entre ellos la Caja de Servicios Sociales, CPS o “el mejoramiento de la Educación”, donde hubo menos clases por cuestiones de infraestructura, falta de maestros y corte de servicios, que por días de paro.
Y para rematar el acto, pero clarificando cuál es el “modelo político” que impone Vidal y pretende que “todos adopten y ayuden”, pasaron un video con el gran saludo de su amigo y mentor, Guillermo Moreno, el neardental kirchnerista procesado y a juicio oral por el viaje a Angola llevando una vaca y por distorsionar el INDEC, gracias a cuyos buenos oficios los argentinos debemos pagar millones de dólares a los fondos buitres. Patotero, “garca” y un simulador mentiroso, que aparenta saber, pero no sabe más que hablar a los gritos y a quien todos los presentes en el acto de Vidal, aplaudieron.
Si ese es el “modelo político” que propone el Gobernador Vidal que sigamos, demás está decir que su reelección, está seriamente comprometida.
Ruben Lasagno para Agencia OPI Santa Cruz