Juan Carlos Molina, un cura K cuyas primeras palabras como candidato por el Frente para la Victoria fueron “Pido por Cristina libre”, imitando al inefable Capitanich, estuvo repartiendo juguetes y besando cabezas de niños y solo faltó que en la frenética carrera por parecer “tierno y comprensivo”, besara a un maniquí como en la última campaña lo hizo su “compañero” chaqueño, ha dicho en los último días “Me veo en el Congreso dando pelea contra este modelo de crueldad“.
Lo contradictorio de Molina, el candidato del kirchnerismo y la iglesia en Santa Cruz (en otro informe vamos a profundizar sobre este concepto político fundamental), es que mientras alza niños, besa cabezas y se espanta por el “modelo de crueldad” de Javier Milei (sobre lo cual no dudo que tiene razón), aparece abrazado con la Vicepresidente de Venezuela Delcy Rodriguez, envuelta en causas de corrupción y constitutiva de un gobierno genocida que oprime al pueblo, lo hambrea, aplasta a la oposición política y persigue y mata a periodistas y opositores de un régimen ilegal que transforma a Nicolás Maduro en el último dictadorzuelo de este continente, el cual ha transformado a Venezuela en un narcoestado que ya está en la mira del mundo occidental, de donde escaparon más de 7 millones de ciudadanos y va a ser derrocado, como debiera haber ocurrido hace mucho tiempo, en beneficio del verdadero pueblo de Venezuela.
Como el apóstol Pedro: negado 3 veces
Juan Carlos Molina no se tapó la nariz para posar junto a Delcy Rodriguez y Maduro, sostenedores de un regimen asesino que usa a la Policía Nacional Bolivariana, el SEBIN (Inteligencia de Venezuela) y las bandas armadas callejeras denominados “colectivo chavistas” que domina el criminal Diosdado Cabello y manda como punta de lanza contra la población civil matando y torturando a espaldas de cualquier derecho internacional, humano y de las personas, lo cual es repudiado por todo el mundo, excepto por Irán, Rusia, Palestina y en Argentina por el Kirchnerismo, que incluye al flamante candidato, Juan Carlos Molina.
Tal vez sea porque hasta el momento al cura Molina no le molestaba tener esas fotos en su muro, es que no se había preocupado por ampararse de semejante baldón, como estar profesando la defensa de los Derechos Humano, mientras se abraza con la vicepresidente del país cuyo régimen los desconoce y tiene en su haber muertes, torturas y desapariciones de las más aberrantes, de las que se tenga conocimiento en los países civilizados, iguales o aún peores a las de las dictaduras militares de los años 70.
Quizás por esto que digo y ante la campaña política que inició, Molina borró esas fotos de sus redes, pero acá le recordamos a la gente quién es quien, proximamente la ciudadanía va tener en sus manos, el voto en las próximas elecciones legislativas.
Este es el perfil oculto de este fenicio religioso que la Iglesia apoya para instalarlo de la mano del kirchnerismo, no solo por decisión propia, sino con el apoyo superior de la Iglesia, como desarrollaremos en el segundo informe.
Rubén Lasagno para Agencia OPI Santa Cruz